Mi viaje iniciático

Escapando de la inevitable rutina navideña, este año hemos decidido visitar el lugar de origen de mi pareja y, tras cuatro años juntos, nos encaminamos por primera vez a Cracovia (Polonia), donde yo no he estado nunca y mi pareja no ha estado en 6 años. 

Aunque planeamos este viaje como unas vacaciones de placer, ambos sabemos que tiene mucho de viaje iniciático, del que regresaremos como dos personas distintas. Yo, por empaparme de todo aquello que es o ha sido importante para mi media naranja, y ésta, por enfrentarse y mirar con nuevos ojos a la amalgama de recuerdos, a veces dulces y a veces amargos, que le acercan y alejan de su pais, que en ocasiones (algunas) le fue  fiel y en otras (muchas más) ingrato. 

Como Ulises de camino a Ítaca, pasamos por todos los episodios programados, tratando de concentrarnos sólo en el siguiente paso: encuentros con familia, gastronomía, ciudad, paisajes, recuerdos de la infancia, esperanzas y frustraciones. Hablamos de monumentos, paisajes e historia, regresaremos al castillo favorito de excursiones pasadas y visitamos juntos un cementerio donde yacen personas que fueron importantes. 

Tenemos tiempo para divertirnos y descansar, para estar solos y en compañía, para reirnos y para llorar, para añorar el pasado y planificar el futuro. Mi pareja discute con su padre, a sabiendas de que en unos días le echará de menos, y yo me abstraigo de las conversaciones en polaco, consciente de que desearía entenderlas y poder participar en ellas. 

Mientras tanto, la realidad cotidiana, los problemas del día a día, quedaron aparcados en casa, a la espera de nuestro regreso, en el que esperamos ser más sabios y estar más unidos.

Comentarios

Entradas populares