Youtubers, Influencers y el negro del whatsapp

Cuando yo iba a EGB, las respuestas más comunes a la inevitable pregunta que se hace a los niños '¿qué quieres ser de mayor? ' eran futbolista, policía o bombero (los niños), o actriz, modelo o maestra (las niñas). Treinta años más tarde, estadísticas recientes muestran que un alto porcentaje de niños y niñas sueñan con ser youtubers o influencers.
Y eso, ¿qué es?, se preguntarán algunos. ¿Dónde se estudia? Y sobre todo, ¿para qué sirve? ¿Qué valor añadido aporta a la humanidad? Pues bien, resulta que si yo me dedico a grabar vídeos, por ejemplo tirándome un pedo, y los cuelgo en YouTube, soy un Youtuber. Si cuelgo un video diferente cada día o cada semana, y mucha gente los ve, e incluso los sigue, soy un Tendencer. Y si de repente, mucha gente empieza a imitar mi manera de tirarme pedos y a grabarse a sí mismos, para colgar a su vez sus propios vídeos en YouTube, me he convertido en Influencer y, llegados a ese punto, empresas  empezarán a contactarme para regalarme sus productos a cambio de que los muestre en mis videos, o incluso pagarme por hacerlo. Además, empezarán a llamarme de programas de todo tipo para que dé mi opinión en público sobre política, fútbol o gastronomía, a pesar de que mi única especialidad reconocida y demostrada hasta el momento sigan siendo los pedos. Y habré alcanzado el Olimpo de los pocos escogidos que han conseguido vivir de Internet.
No me malinterpretéis, reconozco que llegar a vivir de esto tiene mucho mérito, requiere muchísimas horas solitarias de pensar, diseñar y grabar los vídeos, en lugar de salir a tomar una cerveza con los amigos. Sólo unos pocos de los que lo intentan, lo consiguen, a veces por casualidad y otras, como consecuencia de una estudiada campaña de marketing o de la compra de seguidores (que también existe).
La red es un ente asombroso, y en estos tiempos en que niños de 10 años van por la calle con smartphones de 800€, que sólo usan para escuchar música y ver vídeos, cosa que podrían hacer igualmente con un móvil de 100€ (lo de estar localizables para sus padres es secundario), tenemos que agradecerle el haber conocido a personajes como 'Joan de Son Rapinya' , 'Dulceida' y 'Raúl Antón', lo cual da esperanzas a mucha gente de llegar a hacerse millonarios sin necesidad de saber jugar a fútbol. Y como ejemplo, vale cierta japonesa que se ha hecho de oro a base de dar consejos sobre orden en casa (si esto lo llega a saber mi abuela hace 50 años...), la fortuna generada por 'Grumpy Cat' a base de imprimir su malhumorado careto gatuno en tazas, libretas y papel higiénico, si se tercia, y el 'Negro del whatsapp', que según dicen, no ha ganado un duro porque sigue en el anonimato, a pesar de que, incluso, le han compuesto una sevillana.
Todo esto está muy bien, y yo me alegro por ellos, pero a la pregunta sobre el valor añadido que aportan a la humanidad, sigo sin encontrar respuesta.

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